Y aún no puedo creer que esto está pasando.
Cuando eres un amigo de la soledad por tanto tiempo, es difícil ceder ante la idea de dejarla sabiendo los riesgos. Supone un gran esfuerzo decir lo que quiero decir y fracasar simplemente por el miedo al rechazo. ¿Estoy dispuesta a aceptar el desafío? Sí.
Juro que moriría si todo esto es una vil jugarreta de mi solitaria mente.